Alberto Enríquez, Jonathan Horta, Sebastián Méndez y Karla Paniagua
Ahora que la virulencia ha alcanzado a las plataformas de e-commerce, una preocupación nos tiene con los pelos de punta. A los sopotocientos millones de sitios de comercio virtual que ya existen en el mundo se están sumando varios cientos de miles cada día, pero ¿con qué estándares?, ¿con qué calidad?, ¿con qué efectos colaterales?
Vender en línea se ha vuelto una táctica de supervivencia para muchas empresas que de forma abrupta entraron al mundo digital sin necesariamente estar listas para el salto: pensando en ellas reunimos las siguientes sugerencias que el equipo de Punk se dio a la tarea de masticar un rato, después de habernos encontrado varios horrores en la red.
El e-commerce es un sistema mediante el cual se comercializan productos analógicos (gomitas), digitales (ebooks), servicios (el gaaaaaas), experiencias (viaje en parapente) o cualquier otra cosa susceptible de ser vendida. Esto sucede mediante una página web, un grupo de Facebook o cualquier otra solución anidada en la red.
Antes de abrir la tienda en línea, conviene pensar en qué categorías de productos o servicios se ofrecerán. Dichos productos deben describirse con mucha claridad y fotografiarse bien (300 dpi) para que el usuario pueda saber qué demonios está comprando: no deben subirse fotos de stock que no correspondan con el producto real. No, no, QUE NO.
Al habilitar la tienda en WooCommerce, Shopify, Magento u otra plataforma similar, se debe seleccionar un método de pago confiable como PayPal, PayU, Stripe u otros. También debe elegirse un sistema logístico para entregar la mercancía, ya sea Fedex, Rappi, UPS, repartidores propios o cualquier otro eslabón de la cadena logística que garantice que el paquete llegará bien.
No son menores el diseño y el contenido, que deben ser congruentes con el resto del sistema. Imagina un e-commerce guapo, con un buen diseño de la información, con una paleta de color adecuada, con un gran copywriting, sin faltas de ortografía. Todo esto ha armonizarse con las redes sociales de la empresa, que tienen que estar actualizadas (Instagram, Facebook, Twitter, Pinterest, TikTok, etc., según corresponda).
Todo esto contribuye al dichoso posicionamiento en los buscadores o Search Engine Optimization (SEO). Piensa que existen más de 60 trillones de páginas web en el mundo (no exageramos), de los cuales unos 20 millones son tiendas online y cada día son más. Si tu página tiene un diseño feo, los productos no se ven bien, no se describen claramente y los textos tienen faltas de ortografía, te vas a rezagar porque la competencia es feroz. Si además tienes un mal servicio, respondes lentamente, entregas el paquete golpeado o el producto nunca llega… figúrate el resto de la historia.
¿Cuáles serán tus tarifas de entrega según el tipo de paquete?, ¿requieres una tabla de equivalencia de tallas?, ¿necesitas un catálogo de modelos, estampados o existencias de cada producto?, ¿necesitas habilitar un chatbot para facilitar la interacción con tus clientes?, ¿qué otros procesos puedes automatizar?, ¿tienes formas de producción sustentables, prácticas de comercio justo o cualquier otra modalidad que debas informar a tus clientes?, ¿tu tienda ofrece una buena experiencia de usuario (UX)?, ¿es mobile friendly?, ¿cuentas con la capacidad de hosting adecuada para el volumen de visitas que esperas? Son preguntas que debes hacerte para orientar a la compañía que se encargará de habilitar tu tienda o para hacerlo tú mismo si vas a armarla por tu cuenta.
Y en lo que se refiere a tu producto o servicio: ¿la propuesta de valor es clara?, ¿tiene un buen imagotipo?, ¿cómo vas a envasar/empacar tus productos sin generar residuos nocivos para el ambiente?, ¿qué podrías mejorar antes de lanzarte?
¿Qué elementos debe tener la tienda si o sí? Un menú con las categorías y el carrito de compras visible en el margen superior, un footer con los métodos de pago, las formas de envío, las redes sociales, las políticas de privacidad, protección de datos, devoluciones y el punto de contacto de la empresa en caso de que el usuario necesite asistencia durante su compra.
Algo que nos hace girar la cabeza como la niña de El Exorcista es el tema de la seguridad: muchas empresas que actualmente ofrecen plantillas para tiendas en línea a precios irrisorios no garantizan el certificado Secure Sockets Layer (SSL) o capa de sockets seguros, protocolo para proteger las transacciones con tarjetas de crédito por Internet. Hay que asegurarse de contar con este para evitarle riesgos al comprador.
Un buen e-commerce no solo debe sacarte del apuro durante la contingencia sanitaria: hay que aprovechar el esfuerzo para mejorar la experiencia de los usuarios y generar datos útiles que después te permitan tomar decisiones de negocios. Ya que andas en esas, logra una tienda en línea que haga ¡bam!
Punk es una firma de soluciones tecnológicas que ha creado, entre otras, las tiendas de Gulf, Woox y GETart y estamos trabajando en los e-commerce de Africam Safari y Hoja Verde . Cada caso pasó por un proceso cuidadoso que contempla los parámetros que acabamos de narrar y que sugerimos exigir al proveedor que se encargue de tu proyecto.
Si ya tienes un e-commerce y necesitas integrarlo al resto de tu ecosistema, te decimos cómo. Si no tienes y quieres poner tus productos en línea, armamos la tienda a la velocidad del rayo (somos expertos en proyectos kamikaze). Si ya tienes una tienda y no tienes quién la atienda, habilitamos un bot conversacional que trabaje para ti 7×24.
Podemos crear soluciones de todos los tamaños y somos sensibles a la difícil situación por la que pasan las organizaciones en este momento. Mándanos una señal de humo (o mejor un mail) si nos necesitas.