Esperanza Castellanos, Alberto Enríquez, Héctor Enríquez, Karla Paniagua
Esta semana realizamos un análisis comparativo de marcas de trajes de baño eco-friendly. Cuando llegamos al caso 31, se hace visible La Matrix: distinguimos un patrón. Los modelos de negocios, los productos, los discursos y las formas de interactuar con los usuarios presentan regularidades.
Tomamos notas, discutimos, investigamos un poco más, sintetizamos una propuesta para el cliente, modelamos, hacemos otras averiguaciones y así sucesivamente hasta alcanzar el prototipo y después el producto final final-finalísimo. Las inmersiones no cesan con YellowJacket™.
Hoy visitamos el mundo de los mamíferos marinos, mañana el de los suplementos para el hipotiroidismo y lo que aprendimos en un proyecto, después podría inspirarnos para la solución de otro. Las conexiones posibles son un enigma.
Una camioneta atascada
Hace unos meses hicimos una inmersión para cierto cliente. El objetivo era entender cómo funciona el proceso de venta de sus servicios desde el primer contacto hasta el cierre.
Para este proyecto se realizó investigación documental y también un Design Sprint. Después modelamos un sistema que simulaba las funcionalidades que resolverán el problema del cliente, el modelado implicaba muchas horas de trabajo, pero valía la pena desarrollarlo para visualizar los alcances del proyecto… y entonces todo se atascó.
Como pasajeros que empujan una camioneta para liberarla del lodazal, dimos marcha y resbalamos en el lodo sin que los esfuerzos fueran suficientes, mientras el vehículo se hundía más y más. ¿Dónde estuvo el problema? El paso del modelo (una simulación que se parece lo más posible a la solución) al prototipo (el primer ejemplar de la solución) no sucedió como habíamos previsto, ¿qué nos faltó?, ¿qué nos sobró?
¿Qué se hace en estos casos, cuando el servicio contratado lleva horas de vuelo, ya se hizo la exploración documental, el campo, los bocetos, la programación, las pruebas, se han atendido citas, hecho llamadas, destinado largas horas y lágrimas sin que lleguemos a término?
Apechugar. Después de todo, el conocimiento es generativo. No se puede des-conocer, no es posible olvidar lo que ya ha sido comprendido. El expediente, las pruebas, los screenshots, son testigos digitales de ese proyecto.
En casos así, recordamos cuánto tiempo pasó antes de que Spencer Silver y Arthur Fry coincidieran e inventaran el Post It, un caso que ya es lugar común; y cómo es que a David Thornburg lo tacharon de ridículo cuando creó el Koala Pad Book.“¿Quién querría hacer dibujos en una pantalla?” le preguntó alguien en la audiencia cuando presentó su invento, precursor de las actuales tablets que le deben a Thornburg su sistema de vectores. Esto es: el conocimiento que ganamos proyecto a proyecto conforma un acervo que paga tarde o temprano, aún cuando esta iniciativa en particular se haya atorado.
El sweet spot de los bikinis sustentables.
El punto exacto para lograr el contacto entre el bat y la pelota o entre el bastón y la bola de golf, mejor conocido como sweet spot, se ha convertido en una historia recurrente (como la del Post It) en el discurso de la innovación. Las compañías intentan abrirse paso entre un océano de palabras que se repiten mucho y arrojan poca luz.
Pese a lo anterior, encontramos que la metáfora nos es útil. En cada proyecto debemos buscar el sweet spot para realizar una inmersión con suficiente profundidad para resolver un problema, evaluando el músculo de la empresa para realizar la indagación, a veces tomando riesgos para añadir valor a cada cliente.
Al cierre de estas líneas, Punk Solutions Mallorca está por concluir la investigación sobre swimwear sustentable. Hicimos benchmarking y business intelligence para tener bases que nos permitan diseñar la imagen, el copywriting y el e-commerce de nuestro cliente, cosa que no puede hacerse sin un entendimiento del ecosistema. Para lograr eso hay que observar, detectar patrones, hacer preguntas. Nos volvemos a subir a la camioneta que atraviesa el fango, aquí vamos.